Esta semana varios programas de análisis de los medios de comunicación alertaron sobre una catástrofe de la televisión mexicana llamado «Laura», y su igualmente trágica contraparte, un espacio conducido por Niurka.
Debido a los antecedentes de la señora Laura Bozzo, a favor del corrupto y violento régimen de Fujimori, no es de sorprender que los conocedores del poder de los medios hayan expresado su miedo y enojo tan abiertamente, a fin de cuentas estamos hablando de un instrumento gubernamental con un enorme alcance y potencial. Por supuesto, Televisa siempre ha sido una empresa al servicio del dinero, sin importar de dónde viene o hacía donde va: sea limpio, sucio o lavado, les interesa no perderlo y ya; sin embargo muchos llegaron a creer que los programas específicamente diseñados para promover un estado corrupto o asesino se habían quedado al menos 40 años atrás.
Pero la situación actual de la industria del entretenimiento masivo es algo que ya se veía venir, desde el pacto de Fox con las televisoras, desde la campaña negra del PAN y los empresarios para las elecciones del 2006, lo he dicho antes y lo vuelvo a preguntar: Ante semejante panorama, ¿qué pensaban que iba a ocurrir?, ¿que la sociedad iba a reaccionar?, ¿que los medios iban a reconsiderar sus malas acciones?
La verdad es que sólo estamos viendo las consecuencias lógicas de la falta de interés por un verdadero cambio. La era más reciente es de atajos, porque ha sido más sencillo sentarse a escuchar un prometedor discurso presidencial por la tele que ir al Zócalo a exigir que se respetaran los derechos, las libertades, o presionar para obtener la renuncia de algún funcionario. Hasta los medios saben que no pueden pedirle más a la gente que donar $20 durante una maratónica dosis de espectáculos basura. A nadie le importaban los indígenas de Chiapas, pero la música de Maná puede ser escuchada en Suburbia sin problemas, lo mismo va para el redondeo, e incluso para los cada vez más numerosos mendigos del metro; a la mayoría de la población no le pesa dar $5 con tal de quedar ese día con la conciencia tranquila de que hicieron algo por sus semejantes y por ellos mismos.
El despertar de una parte de la población es inminente, ya es momento de dejar de soñar con que vivimos en un país de personas que requieren algo más y que están cansadas de ser rehenes de toda clase de personajes que sólo se mueven por un interés personal, la realidad es que millones están por demás felices de permanecer en la ignorancia y seguir heredando la mediocridad, no requieren programas «inteligentes», ni notas periodísticas que generen una reflexión.
Millones, la mayoría, no podía estar menos interesada en si los muertos no son narcos o si la crisis económica es exclusiva de los Méxicanos, la vida es un espacio pequeño en donde apenas si hay lugar para un par de programas de tele y algún chisme local.